Hemos pedido a los expertos en salud de Bupa, que también son padres, que nos aconsejen acerca de las preocupaciones más habituales. Queremos demostrar que la angustia que sienten los padres es normal – ¡deberíais estar contentos de ser unos padres imperfectos! – Si lo estás haciendo lo mejor que puedes, no hay nada más que puedas hacer.
(Extracto de "La Guía para Padres Imperfectos", desarrollada por Sanitas)
- Acepta que no todo saldrá siempre bien: el padre perfecto no existe, todos cometemos errores. Castigarte a ti mismo por ellos no va a ayudarte a ti ni a tu hijo. Acepta que no siempre puede tomar la decisión correcta, cada paso es un aprendizaje.
- Reserva tiempo para ti mismo: el ritmo de vida actual es agotador. Hacemos malabares para tratar de tener un alto rendimiento en el trabajo, ser un buen amigo, mantener la casa en orden, hacer ejercicio o llenar la nevera. Cuando todo esto es demasiado, tómate un rato para ti mismo, conservar la calma y seguir hacia delante con las pilas cargadas.
- Cuida de tu cuerpo: para tu bienestar y el de tu hijo es necesario que realices algún tipo de actividad física. El ejercicio suave combinado con el aire fresco mejorará tu estado de ánimo. Mantener una dieta sana es también importante para tu salud y tu bienestar mental. En este sentido es importante, no saltarte comidas y procurar hacerlas a horas similares, no saltarse el desayuno, evitar grandes cantidades de azúcar y comer alimentos ricos en hierro como la carne roja, los mariscos y las verduras verdes; todas estas medidas ayudarán a que tengas energía suficiente para afrontar el día.
- Planifica tu día en torno a objetivos asumibles: No te preocupes por todos los detalles. Planifica tu día en torno a metas alcanzables y no te castigues a ti mismo por tener que posponer tareas que pueden esperar.
- Teje a tu alrededor una red de apoyo: familiares, amigos, otras mamás y papás... no te aísles de tu entorno cercano para así evitar los sentimientos de exclusión y soledad. El contacto con tus amigos es bueno para tu salud, ya que un encuentro con amigos aporta felicidad, reduce el estrés y aumenta la confianza en ti mismo.
- No te tomes las cosas demasiado en serio: la paternidad trae consigo momentos divertidos, momentos vergonzosos... Sea como sea, no pierdas la capacidad de reírte de lo que ocurra. Son muchos los estudios realizados sobre el poder curativo de la risa. Por lo tanto, disfruta de la compañía de tus hijos, ríete con ellos de lo que os ocurra, incluso de las situaciones más embarazosas.
- Amplía tu perspectiva: a veces estamos tan enfrascados en el día a día que es difícil poner la crianza en un contexto. Nos preocupamos por cada pequeño detalle y perdemos la perspectiva del conjunto. Es necesario tomar distancia para no agobiarnos con cada paso y comprender que la labor de los papás y mamás es guiar a los hijos en su camino hacia el descubrimiento de las maravillas del mundo por sí mismos.
- Afronta tus temores: el miedo puede llegar a ser abrumador, la clave es enfocar estos temores y ansiedades. Por ejemplo, en el caso de padres primerizos, si te preocupas por algún aspecto de la salud de tu bebé, pide consejos a tu médico, reducirás la sensación de ansiedad al sentir que actúas para resolver el problema.
- Disfruta al máximo del tiempo con tu bebé: tu hijo va a ser bebé durante pocos meses. Disfruta incluso de las largas noches de insomnio sin olvidar que no tienes por qué adorar todo lo que hace tu hijo, algunos de sus comportamientos te molestarán, te enfadarás, no te castigues por eso, nadie es perfecto, tampoco tu bebé.
- Pide ayuda: aceptar ayuda no es una señal de debilidad. Tú eres quien mejor conoce a tu hijo, pero otras personas de confianza como los abuelos o amigos cercanos también pueden echarte una mano en su cuidado. Ese puede ser el momento perfecto para cumplir con el punto dos y dedicarte algo de tiempo.