El abuso sexual es una práctica difícil de reconocer y que, en muchos casos, demora en salir a la luz. Por eso, es importante que los padres o cuidadores conozcan cuáles pueden ser las señales de sospecha, para actuar a tiempo. Andrea Cid, psicóloga de IntegraMédica, explica cuándo poner atención.
Según datos del Ministerio Público, más de 300 mil denuncias por delitos sexuales contra niños, niñas y adolescentes ingresaron a la Fiscalía desde 2006 a 2022. El año pasado, se produjo la cifra más alta en los hechos de este tipo desde que se llevan registros, con un incremento de un 42% de las denuncias respecto al año anterior y un alza de más de un doble en comparación con once años atrás.
"El abuso sexual infantil sucede cuando hay un comportamiento sexual hacia un niño con o sin consentimiento. Hay que tener en cuenta que este consentimiento puede producirse por desconocimiento o ingenuidad, propia de la edad. Un niño abusado puede sentirse culpable, avergonzado y atemorizado. Puede tener miedo a hablar de lo ocurrido, especialmente si el abusador es alguien cercano a la familia. Por eso es súper importante estar alertas a sus comportamientos, para no dejarlos pasar", explica la experta.
A qué estar atentos:
1. Cambio de amistades y actividades: puede darse un distanciamiento de amigos y de pasatiempos que antes disfrutaba.
2. Cambios en la conducta: desconcentración y disminución del rendimiento académico.
3. Mal humor: los niños pueden volverse más agresivos, irritables y oposicionistas.
4. Insomnio y cambios en la alimentación: pueden generarse problemas para dormir y variaciones en el apetito, con más o menos hambre.
5. Nuevos temores: es posible que surjan miedos inusuales o inseguridad en sí mismo.
6. Rechazo: pueden manifestar conductas de rechazo con ciertas personas, como por ejemplo no querer saludar de beso a familiares.
7. Autoagresiones: pueden darse lesiones como forma de escape a lo que está viviendo o intentos suicidas.
8. Conductas sexuales: hay casos en que repiten lo vivido y demuestran comportamientos sexuales inapropiados hacia otros niños.
Existen muchas formas de abuso sexual, pero entre las más comunes se considera el contacto físico (tocamientos, masturbación, penetración); exposición sexual (ver a una persona desnuda mientras toca sus genitales); comentarios con propósitos sexuales (ya sea cara a cara o por internet); y la distribución de fotos o videos con carácter sexual. Asimismo, se considera abuso independiente que haya sido un episodio o varios.
"La única forma de visibilizar esto y poder ponerle freno es a través de las denuncias. Los padres y cuidadores deben denunciar el abuso apenas se detecte. Es importante nunca subestimar lo que dicen los niños, porque ellos pueden comunicar lo que les está pasando incluso antes de hablar, con dibujos o juegos. Lo recomendable es que busquen ayuda psicológica para ellos mismos y el menor, ya que es un tema que debe ser tratado por profesionales", señala Cid.
Cómo se aborda
Como es un tema de por sí delicado, la psicóloga indica que el tratamiento debe estar enfocado, en primera instancia, en asegurar la protección del niño abusado, así como alejarlo del victimario. "La terapia debe estar focalizada en prevenir futuros abusos, reparar el trauma y ayudar al niño a liberarse de responsabilidad y culpa, así como que aprenda a confiar nuevamente en su entorno, construir relaciones sanas, y a manejar conflictos, lo que le ayudará a recuperar su autoestima", detalla la profesional.