Chile es el tercer país en el mundo con más casos de cáncer a la piel en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud -OMS-, advirtiendo que es posible que en las próximas décadas uno de cada diez chilenos desarrolle este tipo de cáncer si no se adoptan las medidas necesarias para proteger la piel de la radiación solar.
Para adoptar una actitud preventiva ante el daño solar, el oncólogo de Clínica Bupa Antofagasta, Alejandro Santini, recomienda que "si queremos evitar quemaduras y cáncer a la piel, debemos crear una cultura de autocuidado, que aún no está muy desarrollada en las personas. Vivimos en una zona con extrema radiación solar y, por esto, debemos preocuparnos mucho más por proteger nuestra piel".
Para promover el autocuidado, el oncólogo recomienda:
- Evitar exponerse al sol entre las 11:00 y 16:00 hrs.
- Usar siempre protector solar, sobre todo personas de piel blanca deben usar protector factor 50. En el caso de personas de piel morena factor 30 o más, recordando ambos que la aplicación de filtro solar se debe repetir cada 2 o 3 horas, si no hay exposición constante al sol.
- Usar sombreros o gorros.
- No usar ropa de color negro, y en lo posible, tu ropa debe cubrir la mayor parte de la piel si la exposición es prolongada. En la actualidad podemos encontrar prendas que vienen con protección solar incorporada en su diseño.
- Al a bañarse en la playa, aplicar protector solar media hora antes de llegar.
¡Las quemaduras por sol no son un juego de verano!
Las quemaduras solares, las luces de las camas de bronceado y otras fuentes de rayos ultravioleta, causan un daño permanente a la piel. El síntoma más perceptible ante este tipo de quemaduras es notar la piel enrojecida y sensible.
Si sientes algunos de los siguientes síntomas tras un periodo de exposición de la piel al sol, consulta a un médico:
- Sensación de debilidad, desmayo o mareo.
- Dolor de cabeza o dolor que no responde a los comunes métodos para aliviar el dolor.
- Pulso o respiración acelerados.
- Sed extrema, ausencia de orina u ojos hundidos.
- Piel pálida, sudorosa o fría.
- Náuseas, fiebre, escalofríos o sarpullido.
- Dolor de ojos y sensibilidad a la luz.
- Ampollas dolorosas
- Vómitos o diarrea.