Durante el proceso de aprender a caminar, al andar en bicicleta o en actividades al aire libre, los niños pueden experimentar caídas golpeándose directamente la boca; traumatismo que genera gran dolor. La principal recomendación para los padres ante este tipo de golpe es mantener la calma, lavar sus manos y examinar para detectar algún rasgo de fractura, movilidad o cambio de posición del diente, para luego acudir a una urgencia dental.
"En casos más leves, en los que por ejemplo solo se ve herida la encía y aparentemente no hay cambios en los dientes, también deben ser evaluados por el dentista para descartar que no se haya producido algún daño que no vemos a simple vista. Lo ideal es acudir de inmediato a un experto, pero si no es posible, ir a la consulta en no más de 1 a 3 días post trauma. Es muy importante saber que en caso de dientes de leche que se han "salido", no volver a ponerlos en la boca", explicó la odontopediatra de IntegraMédica, Constanza Tegtmeier.
Sobre las consecuencias que puede tener un traumatismo dental, éstas están relacionadas al tipo o intensidad del golpe sufrido, siendo siempre necesario evaluar la extensión del daño y cantidad de tejidos bucales comprometidos, los cuales pueden ser: Herida en la encía, fractura del diente, compromiso de la pulpa (nervio), raíz o hueso del diente, entre otros. A continuación, la odontopediatra parte de Bupa, describió algunos de los síntomas más comunes que pueden aparecer luego de un traumatismo dental:
- En dientes primarios (de leche): Se debe evaluar de manera inmediata para poder ver que no haya daños que comprometan la integridad del diente y descartar que si existe posibilidad de una pérdida prematura del diente o haya daño en el diente permanente en formación.
- Traumatismo en dientes permanentes: Estas piezas deben "durar toda la vida", por eso es muy importante evaluar que no haya exposición pulpar (nervio) que pudiera comprometer la vitalidad del diente, siendo necesario un tratamiento endodóntico, además de detectar el daño de estructuras óseas y nerviosas que pudieran verse afectadas y que comprometan la permanencia del diente en boca.
- Cambios de coloración del diente: En dientes primarios (de leche) y permanentes, el cambio de coloración suele ocurrir en el tiempo según la intensidad del golpe, y deben ser evaluados caso a caso. Este cambio de color, generalmente hacia un tono gris o más oscuro, puede ser transitorio (en niños muy pequeños generalmente) o ser signo de infección y pérdida de vitalidad del diente.
- En niños en proceso de recambio dentario: Ante un golpe, es importante evaluar el estado de desarrollo del diente permanente (si está en boca o aún en formación dentro del hueso), es un factor para evaluar y ver las distintas opciones de tratamiento para el diente afectado. Un diagnóstico correcto y oportuno permite planificar un tratamiento menos invasivo y con el mejor pronóstico.
- Casos de trauma más severos: En este tipo de pacientes se asume un daño más evidente en el nervio, por ejemplo, cuando el diente cambió drásticamente de posición en la boca o presenta mucha movilidad, además de cuando la fractura compromete al menos la mitad del diente.
"Para evitar cualquier tipo de consecuencias es muy importante acudir cuanto antes al dentista para evaluar la extensión del trauma (clínica y radiográficamente) y poder dar indicaciones de higiene, alimentación y cuidados para evitar posibles complicaciones relacionadas al dolor (por ejemplo, fracturas de diente o hueso más extensas), cambio de posición, infección, entre otras consecuencias", aseguró la especialista de IntegraMédica.