Con el paso de los años y la llegada de la adultez tardía es común que comiencen a manifestarse señales de envejecimiento en nuestro cuerpo y mente, perjudicando progresivamente nuestra calidad de vida. Sin embargo, existen factores protectores que pueden retrasar este deterioro. La doctora María Soledad Cáceres, geriatra de IntegraMédica, cuenta de qué se tratan.
"La mejor forma de frenar o retrasar el deterioro por envejecimiento, es adoptando hábitos saludables desde la juventud, entendiendo que desde que nacemos comenzamos a envejecer. Lo importante es incorporarlos antes de que comiencen los síntomas, de manera preventiva. Son conductas que pueden adoptarse en el día a día y la clave es que se hagan permanentes", explica la experta.
Entre los principales hábitos, recomienda:
1. Realizar actividad física. Idealmente de forma diaria y como mínimo 30 minutos al menos 3 veces a la semana. Desde el punto de vista de la memoria específicamente, se recomienda caminar 10 cuadras diarias. Cuidar la alimentación. Está comprobado que la dieta mediterránea, con alimentos ricos en vitamina B y grasas de buena calidad, ayudan a retrasar el deterioro. Preferir almendras, nueces, pescados y evitar grasas saturadas como carnes rojas, mantequilla y alimentos procesados.
2. Cuidar medicamentos. Evitar, en lo posible, derivados de las benzodiacepinas y analgésicos como opioides. Evitar la automedicación.
3. Evitar tabaco y drogas. Evitar el cigarrillo y las drogas de todo tipo. Restringir el consumo de alcohol.
4. Control de enfermedades. Realizar controles periódicos de salud, sobre todo en caso de patologías crónicas como diabetes, obesidad o hipertensión.
5. Mantener higiene del sueño. Priorizar dormir en la noche, respetando los ciclos sueño-vigilia del cuerpo entre 7 y 8 horas. En caso de siestas, que sean cortas, de no más de 30 minutos. Siempre el dormir alejado de las comidas.
6. Tener una vida activa. Fijar objetivos de vida claros que permitan diariamente focalizar la atención. Realizar hobbies o pasatiempos.
7. Reforzar redes de apoyo. Tanto sociales como familiares, que permitan el relacionamiento con otras personas y los vínculos afectivos.
"Está comprobada la utilidad de actividades que provoquen placer y felicidad, y generen nuevos intereses en forma activa, de manera de incentivar nuevas redes. También, hay evidencia con el uso de videojuegos, viajar, compartir actividades con los nietos, o aprender nuevos oficios", explica la doctora Cáceres.
Así, más que tomar medidas cuando hay signos de mala memoria, lo relevante es hacer cambios de manera preventiva. "En caso de notar una falla sustantiva de memoria o un cambio en las actividades habituales, la recomendación es acercarse al especialista", dice la geriatra de IntegraMédica.