Descienden los termómetros, los días se acortan y el panorama en las calles se vuelve cada vez más otoñal. Junto con esto, también aparecen las enfermedades típicas de esta época, que generalmente se presentan como virus y resfríos.
"A diferencia de 2020 y 2021, años en los que prácticamente no hubo circulación de virus respiratorios tradicionales en pediatría y se presentaron pocos casos de infección por coronavirus en pacientes menores de 15 años, este 2022 el panorama está siendo muy diferente. Con el término de las restricciones y el inicio del período escolar presencial, hemos podido ver que han incrementado los casos de infecciones por virus respiratorios", explica la doctora Gloria Rojas, jefa de Pediatría de Clínica Bupa Santiago.
Según explica la especialista, hoy son tres los virus que predominan: el parainfluenza, el adenovirus y el rhinovirus. SI bien a primera vista pueden parecer similares, existen algunas claves para poder reconocerlos y diferenciarlos entre sí: "Las características clínicas de cada uno pueden orientar a la etiología. El rhinovirus generalmente causa un resfrío común, aunque en pacientes asmáticos puede generar cuadros bronquiales obstructivos, mientras que el adenovirus puede generar fiebre alta persistente. En tanto, el parainfluenza genera cuadros de laringitis obstructiva. Actualmente la consulta más frecuente es por infecciones respiratorias altas, como laringitis y también por bronquitis obstructiva. Aún hay pocos casos de virus respiratorio sincicial o influenza", detalla.
Lo anterior se explica ya que muchos de los pacientes pediátricos están ingresando por primera vez al jardín infantil o al colegio, por lo que sus contactos sociales han aumentado. "Ante esto, es recomendable contar con el calendario de vacunación completo de acuerdo a las sugerencias que establece el MINSAL", asegura la doctora Rojas.
A pesar de los cuadros respiratorios presentes en esta época, es aconsejable no automedicar al niño y consultar con el pediatra, sobre todo si éste presenta signos de alarma como fiebre de difícil manejo y dificultad para respirar. "En el caso de los recién nacidos, es preferible consultar ante cualquier síntoma respiratorio y/o fiebre", sugiere la jefa de Pediatría de Clínica Bupa Santiago.