Quienes han estado expuestos al humo y gases tóxicos emanados en un incendio forestal pueden manifestar síntomas como irritación de ojos y vías respiratorias, sentir mareos o dolores de cabeza. Ello ocurre dado que entre los agentes tóxicos que se liberan en un incendio forestal y que son perjudiciales para la salud están: el monóxido de carbono, cianuro y sulfato de hidrógeno. El mayor riesgo que representa una continua exposición e inhalación de estos agentes, es que pueden llegar al torrente sanguíneo, afectando el correcto funcionamiento del organismo, sobre todo el sistema cardiovascular.
Quienes están más expuestos al daño que puede llegar a producir la continua exposición al humo de los incendios son los niños, adultos mayores y personas que sufran enfermedades crónicas, asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica - EPOC. Por esta razón, es importante seguir los siguientes consejos:
- Si estuviste expuesto a cenizas: Es necesario lavarse las manos y zonas de la piel que hayan tenido contacto con estas partículas con abundante agua. La ropa que se usó, también es necesario lavarla.
- Usa mascarilla: Proteger la nariz y boca con una mascarilla o género húmedo, la única manera de evitar que el humo o cenizas ingresen a las vías respiratorias.
- Cuida tus ojos: Se recomienda lavarlos constantemente y las personas que usan lentes de contacto, removerlos para aplicar en los ojos lágrimas falsas o suero fisiológico.
- Evita el contacto de los niños y mascotas con las cenizas: Restringe el paso de niños y mascotas a zonas en que aún haya cenizas, ya que las pueden ingerir a través de juguetes o alimentos que caigan al suelo.
- Al momento de remover las cenizas: Usa una mascarilla y moja la zona que se limpiará, para evitar que las cenizas vuelen y sean inhaladas.