Junto con todos los preparativos que comienzan cuando el test de embarazo da positivo, también hay que programar una serie de exámenes y controles ecográficos que deben realizarse a lo largo de los nueve meses de gestación, para verificar tanto la salud de la mamá como la del niño o niña que viene en camino.
"Lo primero que se solicita al confirmar un embarazo, son chequeos generales como clasificación sanguínea, hemograma completo, glicemia en ayuno, orina completa, urocultivo, pruebas de tiroides (TSH T4 libre), VIH, sífilis y test de la enfermedad de Chagas. Junto con eso, se pueden pedir otros más específicos, como la determinación de la vitamina D, IGG e IGM para la rubéola, para ver si existen anticuerpos", explica William Stanley, jefe de Ginecología y Obstetricia de Clínica Bupa Reñaca.
En general se tratan de pruebas para conocer la situación basal del estado metabólico y nutritivo de las pacientes y, de ser necesario, corregirlo en las primeras semanas de gestación. "Durante el primer período también se está solicitando, cada vez con mayor frecuencia, un examen para determinar los fragmentos de DNA fetal que circulan en la sangre materna, para conocer el riesgo de alteración cromosómica, sobre todo en pacientes mayores de 40 años, para evitar otros estudios más invasivos", explica el ginecólogo.
Ecografías más importantes
Las ecografías son exámenes que, utilizando ondas sonoras, permiten obtener proyecciones del ambiente intrauterino, observar el desarrollo de la gestación, analizar la placenta y detectar embarazos de alto riesgo. "Son muy necesarias en términos de diagnóstico y para el manejo de patologías detectadas durante la formación del feto. En este sentido y para obtener información más precisa, es importante que se realicen a la edad gestacional adecuada", añade el doctor Stanley, quien explica cuáles y cuándo deben hacerse:
● Primer trimestre: sirve para determinar la presencia de embarazo y asignar una edad gestacional. Asimismo, es clave para ver si es una gestación única o múltiple.
● 11-14 semanas o ecografía genética: su principal objetivo es la determinación de riesgo de aneuploidía o cromosomopatía (desequilibrio en la dotación de cromosomas) y de otras enfermedades como hipertensión en el embarazo.
● 22-24 semanas o ecografía anatómica: tiene como propósito evaluar la anatomía fetal, confirmar el crecimiento, definir la posición de la placenta y revisar las arterias uterinas mediante Doppler color como herramienta para predecir la preeclampsia, entre otras. A través de la ecografía transvaginal se mide el largo del cuello del útero, lo que sirve para predecir un parto prematuro.
● 32-34 semanas: en ella se evalúa el estado del feto, su crecimiento o desarrollo, posición en relación a la pelvis para enfrentar el futuro parto, cantidad de líquido amniótico y ubicación de la placenta, con el fin de definir cómo será la vía de parto.
Asimismo, a la mayoría de las embarazadas se les hace una prueba de glicemia entre las semanas 24 y 28 del embarazo, para ver si hay riesgo de diabetes gestacional, y al final del embarazo, se pide una muestra de estreptococo en el canal vaginal y rectal, lo cual es clave para saber si es necesario indicar antibióticos antes del parto.
"En Clínica Bupa Reñaca entendemos la importancia que tiene el nacimiento de un hijo o hija. Por eso, contamos con un equipo humano cercano y capacitado, capaz de acompañar a las pacientes en el proceso y realizar todos los chequeos necesarios. Tenemos equipamiento de última generación, que nos permite una alta capacidad diagnóstica", explica el doctor William Stanley.