La Dra. Paula Contreras, neuróloga especialista en medicina del sueño, quien tiene a su cargo el informe de exámenes del Centro de Estudio del Sueño de Clínica Bupa Reñaca, comenta que los trastornos del sueño se presentan de manera distinta en niños, adolescentes o adultos.
“En los niños los cuadros más frecuentes tienen que ver con los hábitos de sueño inadecuados, teniendo aquí los padres un rol fundamental en la mejoría de los síntomas. En los adolescentes son más habituales los trastornos de fase retrasada de sueño, debido a la privación de sueño por diferentes situaciones, lo que genera que duermen tarde y se despiertan tarde, esto trae muchas dificultades para iniciar el día y lograr una adecuada concentración y rendimiento”, dice la especialista.
Por su parte, en los adultos los trastornos de sueño más usuales son:
- Insomnio: dificultad en la conciliación y mantención del sueño o despertar adelantado (más frecuentes en las mujeres).
- Apnea de sueño: pausas respiratorias asociadas a la baja cantidad de oxígeno en el organismo. Esto afecta con mayor frecuencia a los hombres y está asociado al sobrepeso, aunque también puede ocurrir en mujeres, sobre todo en las que se encuentran en periodo post menopáusico. Las apneas de sueño van asociadas frecuentemente a ronquido, que es el sonido producido por la vibración de estructuras blandas en la vía aérea superior al pasar el aire al respirar.
Variados síntomas
La Dra. Contreras detalla que hay distintos síntomas que pueden alertar de la presencia de un trastorno del sueño, los que muchas veces dependen de la edad de quien los manifiesta.
En los niños los síntomas son muy variados, a diferencia de los adultos que mayormente presentan somnolencia; los niños lo demuestran con irritabilidad, despertares confusos, bajo rendimiento estudiantil, cambios de carácter, problemas de atención y memoria, hiperactividad, dolores de cabeza (cefalea) en las mañanas, aumento de frecuencia de micción nocturna o enuresis, dolores en las piernas como corriente o pinchazos en las noches que dificultan la conciliación del sueño, además de ansiedad o angustia a la hora de dormir, entre otros.
En los adultos los signos frecuentes son sensación de sueño no reparador, somnolencia diurna excesiva que en algunos casos puede provocar accidentes (domésticos, laborales y de tránsito) por quedarse dormidos en situaciones inoportunas, fallas en la memoria y concentración, cefalea matinal, labilidad emocional, necesidad imperiosa de mover las piernas en las noches al estar quieto, que cede con el movimiento, entre otros síntomas.
En los niños, lo más importante, es detectarlos y tratarlos a tiempo, para evitar efectos en la actividad cognitiva y en la conducta, subrayó la especialista.
Del diagnóstico al tratamiento
¿Cómo se diagnostican los trastornos del sueño?
“Lo más importante, es que cuando un paciente sospeche que padece de algún problema durante el sueño, que siente que su sueño no es reparador por cualquier motivo, debe consultar con un neurólogo quien lo puede ayudar con el diagnóstico de la enfermedad o derivar a la especialidad que requiera para tratar su problema.
Una vez con la sospecha clínica, su médico tratante le podrá solicitar exámenes tanto generales, como específicos de sueño, como son la Polisomnografía nocturna, Poligrafía Respiratoria, Test de latencias múltiples de sueño, entre otros”.
¿Cómo son tratados y qué pronóstico tienen?
“Los tratamientos son variados, van a depender del diagnóstico final y el pronóstico también va a depender de ello. Algunos trastornos de sueño tienen tratamientos sencillos, como mejorar hábitos de sueño, con pronósticos buenos, de resolución completa si se siguen los tratamientos de modo adecuado; en cambio, hay otros trastornos de sueño que son de más complejo tratamiento, pero lograr el diagnóstico correcto puede hacer que el tratamiento mejore la calidad de vida de la persona que lo padece”.
¿Por qué para un paciente que presenta síntomas de un trastorno de sueño es importante tratar su condición?
“Porque ningún trastorno de sueño es normal, el roncar y hacer pausas respiratorias no es algo normal, tampoco el sonambulismo, ni el comer dormido en las noches, ni la necesidad irresistible de mover las piernas en las noches antes de dormir, por dolor u hormigueo que se alivia al moverlas, entre otros, lo que genera una dificultad importante en la conciliación del sueño. Todas estas enfermedades y otros trastornos del sueño, generan un desmedro en la calidad de vida, por lo que un diagnóstico y estudios adecuados pueden hacer que una persona tenga un tratamiento adecuado y exitoso que mejore esta condición o su calidad de vida”.